Los niños son preciosos regalos de Dios. Es muy angustiante reconocer que a veces han sido abusados por aquellos en quienes deberían poder confiar.
El abuso infantil es absolutamente contrario a los valores del Evangelio de cuidado y preocupación que Jesús nos ordena tener el uno para el otro. El abuso infantil es contrario a todo lo que la Iglesia Católica cree y profesa sobre la dignidad de las personas humanas. Nunca debe ser tolerado.